La temporada estival es la más esperada por la inmensa mayoría de los trabajadores, que se preparan para unas merecidas vacaciones. Pero eso conlleva una serie de preparativos y un manejo bien pensado para evitar situaciones no deseadas al interior de las empresas. ¿Qué hacer para evitar problemas?
Enero y febrero son los meses en que la gran mayoría de los trabajadores chilenos salen de vacaciones. Y ante esta realidad, se requiere una serie de medidas y consideraciones para manejar a los equipos de trabajo, tanto aquellos que están afuera como quienes se quedan trabajando, con el objetivo de evitar el temido “burnout” de verano, las sobrecargas de trabajo, la falta de motivación y no molestar a los que están de vacaciones.
Uno de los principios más recomendados por los especialistas para evitar todos estos inconvenientes que afectan la productividad y el ambiente laboral, entre otros factores ligados, está la planificación anticipada del trabajo. Esto se refiere a organizar lo que el equipo tiene que hacer, tanto de manera colectiva como individual, antes de la ausencia de uno o más trabajadores. Revisar con detalle qué se debe terminar antes, qué va a quedar delegado a quienes estarán trabajando y qué se dejará para después de que regresen aquellos que salen de vacaciones.
Al respecto, el director asociado de Robert Half Chile, Caio Arnaes, indicó que “definir tareas y quién debe responder por ellas y establecer límites claros en cuanto al trabajo a realizar durante el verano es fundamental”.
Uno de los mayores temores de quienes ocupan cargos de jefaturas y toma de decisiones, el “burnout” de verano es un concepto asociado al agotamiento y el estrés que pueden sufrir los trabajadores a raíz de una temporada laboral y que genera fatiga emocional y física.
Un desafío para la gestión
La organización y capacidad de planificación son una clave maestra en este período. Existe una tendencia natural a “dejar todo listo” antes de que alguien salga de vacaciones. Sin embargo, eso puede generar un aumento del estrés y cansancio en el equipo. “Una forma de contrarrestar esos efectos es ordenar el trabajo, identificando las tareas que quedarán concluidas, las que serán delegadas y a quién se le traspasarán y las que esperarán hasta que los trabajadores responsables por ellas regresen”, dijo Arnaes.
Esto promueve, además, claridad para quienes se quedarán trabajando, ya que deben absorber funciones y responsabilidades a su trabajo cotidiano. Para ellos es fundamental saber qué se espera de ellos y qué tareas tienen prioridad. “El objetivo acá es que exista la máxima claridad sobre las expectativas, información e instrucciones necesarias para evitar recurrir a quienes están de vacaciones”, agregó el ejecutivo de Robert Half.
¿Qué hacer para quienes están de vacaciones?
Es fundamental promover una desconexión efectiva de quienes salen de vacaciones. “Siempre puede ocurrir un imprevisto, una situación que escapa a lo planificado, pero hay que evitarlas al máximo. Que no sea necesario enviar correos electrónicos o hacer llamadas para resolver temas laborales. Las vacaciones deben ser sagradas”, enfatizó Arnaes.
Sin embargo, las atenciones no deben ser solo para quienes van a salir o que permanecen sin vacaciones. También se hace cada vez más importante abordar a quienes se reinsertan al volver de las vacaciones. Aunque lo esperable es que los trabajadores vuelvan repuestos y listos para retomar sus responsabilidades, es posible que se produzcan situaciones de falta de motivación después de las vacaciones. Algunas personas necesitan más tiempo para volver a la dinámica laboral y es necesario considerar ese factor, revisando las labores por hacer, su nivel de urgencia y manejar los tiempos para que todo se realice, preservando los niveles de productividad y cumplimiento de objetivos. En definitiva, los desafíos que enfrentan quienes ocupan cargos de jefaturas y toma de decisiones en la gestión de los períodos de vacaciones es clave para el buen funcionamiento de la actividad de una empresa, su productividad y cumplimiento de objetivos. Y, para lograrlo, debe haber un manejo eficiente al respecto, sin olvidar además de promover un entorno laboral saludable, donde se fomente el equilibrio entre trabajo y vida personal, que, a la larga, ayuda a prevenir el agotamiento y la fatiga emocional de los trabajadores.
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