Edgardo Fuenzalida R.
Gerente General
Fundación Las Rosas
Miles de familias en Chile enfrentan diariamente la difícil tarea de cuidar a un ser querido, sin contar con el apoyo necesario. Esta situación es aún más compleja en sectores vulnerables y alejados de los centros urbanos, donde muchas personas mayores viven solas, sin redes de apoyo ni acceso a una atención médica adecuada.
Chile está experimentando un acelerado envejecimiento poblacional, y esta realidad golpea con mayor fuerza a las zonas rurales. Según el estudio “Envejecer en la ruralidad: explorando una realidad invisibilizada” del Observatorio del Envejecimiento UC, hoy cerca del 14% de las personas mayores de nuestro país viven en zonas rurales (más de 545 mil adultos sobre 60 años), cifra que aumentará a 713 mil en la próxima década.
Aún más alarmante, el 33% de estos adultos mayores rurales vive en pobreza multidimensional, más del doble que en zonas urbanas. Detrás de estas cifras hay historias de esfuerzo y vulnerabilidad: personas que envejecen en la precariedad, la soledad y el olvido.
Consciente de esta realidad crítica, Fundación Las Rosas ha impulsado iniciativas para brindar apoyo a las personas mayores en comunidades apartadas. Un ejemplo de ello es el proyecto “Manos que Cuidan” en la Región de La Araucanía, desarrollado junto a voluntarios de la Residencia de Estudiantes Alborada y la agrupación Abrazo Solidario. A través de esta iniciativa, equipos de salud de Fundación Las Rosas y voluntarios visitan a personas mayores con dependencia severa, muchas de las cuales, además, enfrentan situaciones de violencia en el hogar. Asimismo, brindan apoyo a adultos postrados y niños con discapacidad, realizando evaluaciones en terreno y capacitando a sus cuidadores familiares en técnicas adecuadas de atención, cuidado y acompañamiento.
La situación del envejecimiento y la precariedad en el cuidado de poblaciones vulnerables rurales es crítica y requiere una respuesta a nivel nacional. Hacemos un llamado enfático y urgente a fortalecer las redes de apoyo comunitarias, mejorar el acceso a servicios básicos y de salud, y dignificar la vida de las personas en zonas rurales. El envejecimiento en Chile es hoy. No podemos seguir ignorando a quienes forjaron Chile con su trabajo y hoy viven su vejez en el olvido. Es deber de todos asegurarles una vida digna, con el cuidado y respeto que merecen.
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