En abril llegan las contribuciones: los desafíos de modernizar este impuesto

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En Chile, las contribuciones —también llamadas impuesto territorial— son un cobro que deben pagar los dueños de propiedades como casas, departamentos o terrenos. Se calcula sobre el valor de las propiedades y se paga en cuatro cuotas al año: en abril, junio, septiembre y noviembre.

A diferencia de otros impuestos, las contribuciones no dependen de cuánto gana una persona, sino del valor de su patrimonio inmobiliario.

Este impuesto sirve para financiar servicios municipales como recolección de basura, alumbrado público y mantención de áreas verdes, además de permitir, mediante el Fondo Común Municipal, transferir recursos a los municipios que más lo necesitan.

Los desafíos de modernizar el impuesto

Santiago Truffa, académico del Centro Inmobiliario de la Escuela de Negocios ESE de la Universidad de los Andes (UANDES), advierte que el sistema actual enfrenta serios inconvenientes que comprometen su efectividad y justicia.

“El principal problema es que muy pocas personas pagan contribuciones. Hoy, solo uno de cada cinco propietarios está afecto al impuesto territorial, lo que limita fuertemente su capacidad recaudatoria y la posibilidad de fortalecer los servicios municipales”, explica Truffa.

Además, señala que el sistema actual “no considera la situación financiera real de las personas”. Como ejemplo, menciona el caso de personas mayores o jubilados: “Una persona que compró su vivienda hace años con esfuerzo puede encontrarse hoy pagando un impuesto elevado, a pesar de tener ingresos muy bajos. Eso genera situaciones de inequidad que deben ser corregidas”.

De todas maneras, reconoce que, después de la pandemia, el Servicio de Impuestos Internos implementó beneficios que otorgan exenciones de hasta el 100% o rebajas del 50% en las contribuciones para jubilados y viviendas de menor avalúo.

Para abordar estas deficiencias, Truffa propone una reforma que vincule el impuesto territorial a los ingresos de los propietarios. “Debemos avanzar hacia un sistema integrado, donde nadie pague más allá de un porcentaje razonable de lo que realmente gana. Así ampliaríamos la base de contribuyentes, mejoraríamos la equidad del sistema y evitaríamos casos dramáticos de personas obligadas a vender su casa por no poder afrontar las contribuciones”, plantea.

En un momento en que se debate la modernización del sistema tributario, repensar las contribuciones aparece como una tarea urgente para fortalecer la equidad fiscal y garantizar un mejor financiamiento de los servicios municipales que mejoran la calidad de vida de todos los chilenos.