“Chile vive a crédito… y la Tierra ya no puede prestarnos más”

“Chile vive a crédito… y la Tierra ya no puede prestarnos más”

Viviana Díaz Carvallo

Ecologista Presidenta Fundación Karün

Este 17 de mayo, Chile alcanzó nuevamente un récord que no deberíamos celebrar; por sexto año consecutivo somos el primer país de Latinoamérica en llegar al “sobregiro ecológico”. En apenas cinco meses, hemos consumido todos los recursos que la naturaleza puede regenerar en un año, empezando a vivir a crédito con nuestro planeta y con las futuras generaciones.

No es un número abstracto. Es el agua que se gasta en una ducha larga mientras el grifo sigue abierto, la comida que se tira del refrigerador, el auto que usamos para trasladarnos un par de   cuadras, los envases de plástico que terminan en vertederos. Vivimos confiando en que la Tierra aguanta, pero la realidad nos dice que no. Para sostener nuestro estilo de vida, necesitaríamos cuatro veces lo que producimos.

La buena noticia es que podemos hacer algo al respecto. Cada decisión diaria cuenta, y el cambio empieza con hábitos que todos podemos incorporar; evitar el desperdicio de alimentos, en casa, en restaurantes y en supermercados. Esto podría retrasar el sobregiro 13 días, exigirles a nuestras autoridades promover ciudades en 15 minutos, reorganizar y readaptar los espacios ya existentes, donde podamos caminar o ir en bicicleta a trabajar, comprar o divertirnos, reduciendo así el uso innecesario de energía y transporte., apostar por energía limpia y baja en carbono en lugar de construir más infraestructura que aumente nuestro consumo, retrasando así el sobregiro.

Imagina una ciudad donde todo esté cerca; el colegio, los supermercados, la plaza, la farmacia. Caminando o pedaleando llegas a todo lo que necesitas. Menos autos, menos contaminación, menos estrés. Más tiempo para conectarnos con otros, con la naturaleza y con nosotros mismos. El camino no está en producir más, sino en consumir con conciencia y aprender a cuidar lo que tenemos. Cada gesto cuenta, desde apagar luces hasta elegir productos sostenibles, desde planificar la comida hasta replantear cómo nos movemos por la ciudad.

Vivir a crédito con la Tierra es un lujo que no podemos seguir pagando. La transformación socioecológicadepende de todos y todas; de nuestras decisiones, nuestras prioridades y nuestra capacidad de imaginar un futuro donde el equilibrio entre las personas y la naturaleza sea una realidad.

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